Quien más quien menos, todos hemos caído alguna vez en el onanismo digital de buscar nuestro nombre en 'Google'. Y más de uno habrá curioseado por la vida de sus tocayos.
Ante la publicación de un libro en Estados Unidos en el que Angela Shelton, una escritora, describe sus citas con otras 40 personas con las que comparte nombre y a las que accedió a través de internet...Hay quien ya ha bautizado el acto de teclear el nombre de uno mismo en 'Google': "la búsqueda vanidosa". Y también se ha bautizado a aquellos que tienen similar nombre y que aparecen listados en la misma búsqueda: "googlegängers" (término "más creativo" del mundo durante el año pasado, según la American Dialect Society). Y, por si fuera poco, hay estudios al respecto, que aseguran que el 47% de los adultos estadounidenses que utilizan internet ha buscado su nombre a través de 'Google' o cualquier otro buscador...Al margen de argumentos científicos, hay otras explicaciones para el fenómeno de la "búsqueda vanidosa".
La primera es el aburrimiento. Y es que nunca hay que subestimar el poder del aburrimiento (¿acaso no fue un ingrediente imprescindible incluso en el surgimiento del movimiento 'punk', según deja entrever John Lydon una y otra vez en su autobiografía?).
El otro ingrediente tiene un contenido más romántico. Y es el interés por imaginarse otras vidas posibles, por acoplarse, aunque sólo sea por un momento, al camino que han trazado otras personas a las que te une un hilo tan minúsculo y fortuito como el de compartir el nombre. Desde luego, aunque sólo fuera por un momento, no me importaría sumarme al camino que ha trazado para sí mismo uno de mis tocayos.
Fuente: http://tecnologiasdelainformacioneib.blogspot.com/
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