Si hay un concepto documental que me gusta especialmente, ese es el de la serendipia, es decir, la acción de encontrar algo que no se está buscando. En principio, la serendipia se produce por un cúmulo de casualidades y es un proceso fortuito que el usuario no realiza de forma consciente. Sin embargo, no siempre es así; como afirma Tomas Baiget en Serendipidad (1994), (artículo que he encontrado de forma casual, pero no serendípica).
Los documentalistas ayudamos a que los usuarios encuentren la información que necesitan, y ello se puede conseguir por medios planificados y estructurados (clasificando la información, diseñando sistemas, etc.) y por medios menos formales, a veces semi-inconscientes por no decir parasicológicos, que permiten dirigir la mente hacia las informaciones que luego resultan ser las realmente útiles. [...] El ordenamiento y las clasificaciones que hacemos los bibliotecarios y los documentalistas preparan el terreno para que se produzcan serendipidades.
Efectivamente, se debe tener en cuenta los patrones de búsqueda de los usuarios para forzar esos encuentros casuales que nos proporcionará mayor satisfacción que la búsqueda predeterminada. Por eso hay que darle opciones al usuario, muchas opciones (pero sin abrumar, por favor).
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