Profesión: Bibliotecóloga Documentalista
Cargo: Asesora para la Modernización de Archivos
Institución: Dirección de Obras, I. Municipalidad de Valparaíso
Localidad, País: Valparaíso, Chile
1. ¿Nos podría contar sobre su experiencia como Bibliotecaria en Mozambique?
Cuando llegué a Mozambique, fresquita recién egresada de Bibliotecología en Noruega, por suerte o por desgracia me tocó ir a trabajar como bibliotecaria del Instituto de Investigación Pesquera, una institución creada a fines de los años 60 cuando Portugal finalmente se convenció de que el camarón mozambicano (camarón tropical del mismo tipo del ecuatoriano, de hasta 30 cm. de largo) podía ser un buen negocio.
Digo que "por suerte" me tocó el instituto de pescas, porque era una de las pocas instituciones que había tenido continuidad después de la independencia, las cosas más o menos funcionaban y la biblioteca la dirigía una secretaria autodidacta muy motivada y bastante competente, por lo que me pareció natural tomar la biblioteca desde allí y empezar a ampliar y mejorar sus servicios. Durante unos años tuvimos el orgullo de ser considerados una de las mejores bibliotecas africanas de esta área. Llegamos a tener un presupuesto de 10.000 dólares por año para adquisiciones, a través de un proyecto de cooperación internacional, una suma enorme en el contexto, manteníamos unas 60 revistas internacionales de investigación pesquera... pero casi nadie las leía.
Digo que "por desgracia" trabajé allí, debido a que durante los primeros dos o tres años estuve metida de cabeza en "mi" biblioteca, y no le tomé el peso al desastre que se vivía en la mayoría de las otras bibliotecas de la capital (del resto del país, ni hablar). Estuve entonces muy pegada a las Sagradas Normas sin cuestionarlas, y sin realmente optimizar el aporte que yo podría haber hecho como profesional: me portaba como una simple bibliotecaria, haciendo lo que me habían enseñado, dentro de las cuatro paredes de "mi" institución, tratando de hacerlo "bien" según cánones europeos.
Empecé a moverme más, cuando visité otros colegas en sus lugares de trabajo, cuando me convidaron a dar cursos de capacitación en el Archivo Histórico (el personal que se conseguía reclutar entonces para las bibliotecas y archivos tenía 6º, 7º, 8º año básico.
Empecé a cuestionarme todo lo que hacía, y a preguntarme qué otras cosas se podrían hacer en Mozambique bajo las condiciones existentes: Las bibliotecas y centros de documentación eran en su mayoría un chiste, eran los antiguos locales dejados por los portugueses, desprovistos de libros, sin personal calificado, sin presupuesto para adquisiciones, donde la gente iba amontonando los "archivos muertos". ¡Y sin embargo se les seguía llamando "biblioteca", "centro de documentación e información"! ¡Y seguían llenos de usuarios! ¿Dónde estaba el problema? Algunas de mis observaciones y conclusiones fueron las siguientes:
Las bibliotecas estaban llenas de jóvenes estudiantes, que traían los libros bajo el brazo y necesitaban una mesa y un lugar tranquilo para estudiar. La mayoría vivía en chozas de paja y dormía y comía en el suelo, sin acceso a electricidad. Por lo tanto, pensé, aquí lo que hay que hacer, en primer lugar, es crear salas de lectura en los barrios. Con sillas, mesas y luz eléctrica. ¡Sin libros necesariamente! Tal vez un par de diccionarios y el diario nacional, y la colección de los libros escolares, algo que un funcionario con 6º básico pueda manejar sin tener que saber una palabra sobre catálogos ni clasificación ni nada. Con eso, se podría mejorar las condiciones de estudio de miles y miles de estudiantes, que aprenderían más y mejor y se convertirían más tarde en mejores profesionales.
Segundo, hay que estimular la edición. Que los profesores publiquen sus apuntes, que los profesionales de todas las áreas le den unos toques a sus informes internos y los transformen en documentos de análisis de la realidad nacional extensibles a cualquier lector.
Tercero, pensé, hay que crear una malla curricular para los cursos de capacitación de personal de documentación, que empiece por lo más básico: son alumnos que a lo mejor jamás han tenido un libro en su casa, que jamás han tenido que poner en orden una serie de revistas todas revueltas, simplemente no saben manejar documentos, no tienen idea de como hacerlo.
Cargo: Asesora para la Modernización de Archivos
Institución: Dirección de Obras, I. Municipalidad de Valparaíso
Localidad, País: Valparaíso, Chile
1. ¿Nos podría contar sobre su experiencia como Bibliotecaria en Mozambique?
Cuando llegué a Mozambique, fresquita recién egresada de Bibliotecología en Noruega, por suerte o por desgracia me tocó ir a trabajar como bibliotecaria del Instituto de Investigación Pesquera, una institución creada a fines de los años 60 cuando Portugal finalmente se convenció de que el camarón mozambicano (camarón tropical del mismo tipo del ecuatoriano, de hasta 30 cm. de largo) podía ser un buen negocio.
Digo que "por suerte" me tocó el instituto de pescas, porque era una de las pocas instituciones que había tenido continuidad después de la independencia, las cosas más o menos funcionaban y la biblioteca la dirigía una secretaria autodidacta muy motivada y bastante competente, por lo que me pareció natural tomar la biblioteca desde allí y empezar a ampliar y mejorar sus servicios. Durante unos años tuvimos el orgullo de ser considerados una de las mejores bibliotecas africanas de esta área. Llegamos a tener un presupuesto de 10.000 dólares por año para adquisiciones, a través de un proyecto de cooperación internacional, una suma enorme en el contexto, manteníamos unas 60 revistas internacionales de investigación pesquera... pero casi nadie las leía.
Digo que "por desgracia" trabajé allí, debido a que durante los primeros dos o tres años estuve metida de cabeza en "mi" biblioteca, y no le tomé el peso al desastre que se vivía en la mayoría de las otras bibliotecas de la capital (del resto del país, ni hablar). Estuve entonces muy pegada a las Sagradas Normas sin cuestionarlas, y sin realmente optimizar el aporte que yo podría haber hecho como profesional: me portaba como una simple bibliotecaria, haciendo lo que me habían enseñado, dentro de las cuatro paredes de "mi" institución, tratando de hacerlo "bien" según cánones europeos.
Empecé a moverme más, cuando visité otros colegas en sus lugares de trabajo, cuando me convidaron a dar cursos de capacitación en el Archivo Histórico (el personal que se conseguía reclutar entonces para las bibliotecas y archivos tenía 6º, 7º, 8º año básico.
Empecé a cuestionarme todo lo que hacía, y a preguntarme qué otras cosas se podrían hacer en Mozambique bajo las condiciones existentes: Las bibliotecas y centros de documentación eran en su mayoría un chiste, eran los antiguos locales dejados por los portugueses, desprovistos de libros, sin personal calificado, sin presupuesto para adquisiciones, donde la gente iba amontonando los "archivos muertos". ¡Y sin embargo se les seguía llamando "biblioteca", "centro de documentación e información"! ¡Y seguían llenos de usuarios! ¿Dónde estaba el problema? Algunas de mis observaciones y conclusiones fueron las siguientes:
Las bibliotecas estaban llenas de jóvenes estudiantes, que traían los libros bajo el brazo y necesitaban una mesa y un lugar tranquilo para estudiar. La mayoría vivía en chozas de paja y dormía y comía en el suelo, sin acceso a electricidad. Por lo tanto, pensé, aquí lo que hay que hacer, en primer lugar, es crear salas de lectura en los barrios. Con sillas, mesas y luz eléctrica. ¡Sin libros necesariamente! Tal vez un par de diccionarios y el diario nacional, y la colección de los libros escolares, algo que un funcionario con 6º básico pueda manejar sin tener que saber una palabra sobre catálogos ni clasificación ni nada. Con eso, se podría mejorar las condiciones de estudio de miles y miles de estudiantes, que aprenderían más y mejor y se convertirían más tarde en mejores profesionales.
Segundo, hay que estimular la edición. Que los profesores publiquen sus apuntes, que los profesionales de todas las áreas le den unos toques a sus informes internos y los transformen en documentos de análisis de la realidad nacional extensibles a cualquier lector.
Tercero, pensé, hay que crear una malla curricular para los cursos de capacitación de personal de documentación, que empiece por lo más básico: son alumnos que a lo mejor jamás han tenido un libro en su casa, que jamás han tenido que poner en orden una serie de revistas todas revueltas, simplemente no saben manejar documentos, no tienen idea de como hacerlo.
¿Y qué pasó? Pues... nada, o casi nada. ¿Y porqué? Porque nadie se atrevió a salirse del esquema preconcebido. ¿Una sala de lectura sin libros? ¡Ni pensar, ridículo, hay que esperar hasta que haya bibliotecarios profesionales y plata para comprar libros!
¿Publicar, nosotros? Los profesionales no se atrevían a publicar, porque no tenían confianza en que lo que ellos dijeran le llegara a los talones al Profesor X de Oxford o Lisboa, sus modelos.
Finalmente, después de darme muchos cabezazos sin avanzar mucho, preferí dedicarme a digitalizar información pública de difícil acceso... y creamos con una colega mozambicana la empresa Pandora Box, donde lo primero que hicimos fue digitalizar 30 años del Boletim da Republica (el diario oficial) y así dar acceso a mucha gente a la legislación.
2. ¿Existe una brecha informacional importante en las diferentes realidades que le ha tocado vivir profesionalmente?
La brecha es muy grande, y es difícil de cerrar, porque las personas piensan dentro de la cajita de lo que les han enseñado y les cuesta mucho imaginarse que realidades diferentes puedan necesitar soluciones diferentes. Como lo he tratado de ilustrar en la respuesta anterior, el dominio de los países llamados "desarrollados" (que en realidad son los que están "en desarrollo" permanente) sobre la teoría en todas las profesiones, hace difícil que un individuo escupa en la sopa y diga "aquí necesitamos algo diferente". La colonización mental, la eterna copia de los modelos "de allá" sin cuestionarse su porqué, nos hace caer en trampas.
Cuando en la Pandora Box decidimos poner los escaneos PDF del Boletim da República en CD y no en la web, porque serían muy pesados y sabíamos que en Mozambique la infraestructura de la Internet tardaría años en extenderse a todo el país, los potenciales financiadores (Banco Mundial entre otros) no se mostraron mayormente interesados, porque para ellos, con la visión "de allá" el CD ya no era novedoso. Pues bien, eso fue en 1997, y hasta el día de hoy los proyectos de poner información mozambicana en la web andan cojos por lo mismo, mientras que los jueces, los fiscales y abogados que viajan a provincias y distritos alejados, con su notebook, llevan la colección de CDs de la Pandora Box en la maleta, y no podrían vivir sin ellos, porque en provincias no existe una versión completa de la legislación en papel...
3. A nivel de país ¿Para usted cuáles podrían ser los proyectos que deberían realizarse en bibliotecología?
Dos lineas fundamentales:
1. Fortalecer y modernizar la formación técnica. Tanto en el área de las herramientas teóricas y prácticas para la recuperación de información, donde hace falta estudios críticos sobre su aplicación y adaptación a la cultura chilena, como en el manejo de los sistemas de documentación e información electrónicos, las aplicaciones de fuente abierta. Todo bibliotecario debería salir hoy manejando al dedillo sistemas como el Koha, Greenstone, Winisis y Webisis y los nuevos softwares libres que están saliendo. Me parece inmoral estar gastando ríos de plata en sistemas comerciales propietarios, muchas veces por la simple ignorancia técnica de los bibliotecarios que no son capaces de implementar un sistema de fuente abierta.
2. Desarrollar la archivística moderna integrando toda la cadena de gestión documental y el dominio de los nuevos sistemas que captan la documentación electrónica y los archivos en papel más el flujo documental y procesual dentro de la organización.
4. Si tuviera que recomendar nuestra carrera ¿Qué le contaría los futuros estudiantes?
"Aquí tienen una carrera ingrata, incomprendida, mal pagada y esencial para el desarrollo del país y de inmensa gratificación personal cuando descubren que pueden ser de utilidad para los ciudadanos. Si ustedes los jóvenes no se ponen las pilas y no exigen que la carrera los forme para el siglo XXI y no para mediados de los años 80 como ahora, después no se quejen de que siguen siendo incomprendidos y mal pagados..."
5. ¿Qué opina de que nuestra profesión sea considerada a veces más inclinada al enfoque tecnicista que desarrollo social y cultural?
No sé si me dan más ganas de reir o de llorar. La formación profesional de bibliotecarios en Chile está en este momento tan atrasada tecnológicamente, que los estudientes que egresan tienen que empezar por aprenderlo todo en el lugar de trabajo. Entonces, como el aspecto técnico de la carrera ha sido social y culturalmente acrítico, tampoco pueden aportar nada nuevo. Cuando estudié en Noruega a fines de los años 70, elegí la línea más "técnica" de las 5 que habían, y que cubrían desde lo más social/cultual (con énfasis en administración de bibliotecas públicas, pedagogía y literatura) hasta la línea mía que hacía énfasis en gestión de centros de documentación especializados, teoría de clasificación e informática. Pero en teoria de clasificación estudiabamos los sistemas Dewey, CDU, etc, con una mirada socialmente muy crítica sobre su carácter imperialista, su reciente pasado colonial que se refleja en las tablas geográficas e históricas, su relegación de todo lo que es "diferente" del modelo hegemónico occidental y cristiano a categorías de "rarezas".
Lo que me ha salvado como profesional a lo largo de toda mi vida laboral y como asesora, ha sido mi sólida formación en las áreas técnicas, no los conocimientos que pueda tener en literatura, pedagogía, etc. que también la vida y mi sensibilidad político-social me ha ido dando. Hay decenas de profesiones que se dedican al desarrollo social y cultural, y lo hacen quizá mejor que nosotros porque tienen bases más sólidas para ello. Pero hay una sola profesión que se supone debe saber como organizar y disponibilizar la información social y cultural, y eso son los bibliotecarios. Pero si los bibliotecarios no manejan las herramientas tecnológicas de su especialidad, van a seguir quedándose al margen y su lugar lo tomarán los informáticos, ¡y ésos sí que son "tecnicistas" acríticos!.
Lo que debiera hacerse, es aprender profundamente las herramientas tecnológicas de nuestra profesión, con una mirada crítica social y cultural sobre su alcance y consecuencias.
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